miércoles, 28 de abril de 2010

Buenos

Tenemos que dejar de pensar que el bueno es un imbécil que se deja pasar. El bueno es un poderoso que se da los mayores placeres de la existencia: el amor, el sexo que le va asociado (hay que aclararlo, para que no parezca que el bueno es célibe, según una tradición bastante anticuada), el entusiasmo de estar en el mundo y recibir su luz, alguien que disfruta siendo y ayudando a ser.
Alejandro Rozichtner