jueves, 13 de agosto de 2009

De deseos somos


La vida , sin nombre, sin memoria, estaba sola. Tenía manos, pero no tenía a quién tocar. Tenía boca , pero no tenía con quien hablar. La vida era una, y siendo una era ninguna.

Entonces el deseo disparó su arco. Y la flecha del deseo partió la vida al medio, y la vida fue dos.

Los dos se encontraron y se rieron. Les daba risa verse, y tocarse también.

Eduardo Galeano – Espejos