“Nadie puede negar el poder diabólico de la belleza. Se trata en realidad de
una fuerza mucho más irresistible que la del dinero o la prepotencia. Cualquiera
puede despreciar a quien lo juzga mediante el soborno o el temor. Por el
contrario, uno no tiene más remedio que amar a quien le impone humillaciones en
virtud de su encanto. Y ésta es una trágica paradoja”
Alejandro Dolina