miércoles, 1 de agosto de 2012

Hector Tizon




Había perdido un ojo. Pero tenía otros, que nadie más tenía.
Con esos otros ojos veía lo que no se ve.
Desde las orillas del río Yala, donde las sirenitas
templan las guitarras, esos ojos nos miran.
Y nos ayudan a mirar.
Galeano sobre Tizón
1929-2012