Varios generales argentinos fueron sometidos a
juicio por sus hazañas cometidas en tiempos de la dictadura militar.
Silvina Parodi, una estudiante acusada de ser
protestona metelíos, fue una de las muchas prisioneras desaparecidas para siempre.
Cecilia, su mejor amiga, ofreció testimonio, ante
el tribunal, en el año 2008. Contó los suplicios que había sufrido en el
cuartel, y dijo que había sido ella quien había dado el nombre de Silvina
cuando ya no pudo aguantar más las torturas de cada día y cada noche:
–Fui yo. Yo llevé a los verdugos a la
casa donde estaba Silvina. Yo la vi salir, a los empujones, a culatazos, a
patadas. Yo la escuché gritar.
A la salida del tribunal, alguien se acercó y le
preguntó en voz baja:
–Y después de eso, ¿cómo hizo usted
para seguir viviendo?
Y ella contestó, en voz más baja todavía:
–¿Y quién le dijo a usted que yo
estoy viva?
Los hijos de los días
Por Eduardo Galeano