

Según los expertos, los cuatro beatles forman un cortejo fúnebre en el que John, de blanco, es el predicador; Ringo, de negro, el empresario de pompas fúnebres; George, con ropa vaquera, sería el enterrador, y Paul, por supuesto, el muerto.
Como el algodón de la ilusión no engaña, las pruebas se amontonan: Paul lleva los ojos cerrados, como un cadáver; sostiene un cigarrillo con la mano derecha siendo zurdo, lo que prueba que el de la foto es un impostor; lleva el paso cambiado con respecto al resto de sus compañeros y, esta es la buena, ¡va descalzo!, lo que significa, según extraños razonamientos religiosos, que está totalmente muerto.



